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7 mentiras que destruyen nuestro matrimonio

Hablemos de 7 peligrosas mentiras que destruyen matrimonios todo el tiempo. Pero, para comenzar quiero dejarte saber que no porque todo el mundo diga que es cierto, significa que lo es.



Muchos queremos vivir el matrimonio soñado y espectacular que sabemos que Dios diseñó para nuestra vida. Sin embargo, a la hora de edificarlo, no lo hacemos en sus preceptos, sino en otro tipo de fuentes basadas en nuestra crianza, lógica, emociones, referentes en internet, películas e información que hemos consumido.


Para demostrarte esto, déjame preguntarte ¿Cómo es tu matrimonio soñado?

Tomate un tiempo para pensar la respuesta.


El mío era con un hombre perfumado, sonriente, con el que pudiera dormir abrazada toda la noche sin que se me durmiera el cuello. Con el que hicieramos acuerdos, pasaramos horas y horas hablando, etc. No pensé en áreas importantes como el manejo del dinero, los tiempos personales, la convivencia. Para mi, el matrimonio perfecto era como una serie de momentos emocionantes tipo Hollywood que solo hablaban de la felicidad y la paz. ¿Te pasó algo parecido?


Todos estos conceptos, causan que nuestros matrimonios fracasen. ¿Por qué? Porque la mayoría idealizamos tanto el matrimonio, que a la hora de casarnos, no tenemos ni idea de lo que verdaderamente estamos haciendo.


Por eso, te comparto estas 7 mentiras que destruyen nuestro matrimonio:


  • Al casarme mis sueños se mueren o mi vida se limita a ser esposa: El matrimonio es un llamado precioso, yo amo ser esposa, pero ser esposa no me quita mis llamados a ser hija, amiga, hermana, mujer, soñadora, líder. Es necesario que seas intencional en dedicar tiempos para ti y que no descuides todas tus áreas. Obvio, sin descuidar las prioridades que Dios ha guiado para tí.

  • Me caso para ser feliz: Si te casas para ser feliz, tu esposo será infeliz tratando de complacerte y nunca lograrás sentirte plena. No hay un ser humano en esta tierra que tenga el diseño para suplir tus necesidades de afirmación y amor que solo Dios puede llenar. Si esperas más de lo que tu pareja puede darte, es porque le estás poniendo en un trono que no le corresponde y al hacerlo, la frustración será tu consecuencia.

  • Nos casamos y automaticamente sabremos vivir en pareja: La boda es solo el inicio del matrimonio. Ten cuidado con esto. Casi ninguno de nosotros se ha preparado para tener un hogar y al creer que con la boda nos hacemos esposos, estamos olvidando lo importante que es trabajar en el hogar y prepararnos para solucionar conflictos. ¡Sí, los conflictos hacen parte del matrimonio! Y la manera como los manejemos, harán que nuestras "debilidades" sean nuestras mayores fortalezas, o peores enemigas.

  • No necesitamos ayuda en el matrimonio, sabemos lo necesario: Esta mentira va muy relacionada a la anterior. Mi esposo y yo somos tan fuertes como lo ha sido la enseñanza de Dios para nuestro matrimonio. Hemos sido intencionales en buscar mentores y material de apoyo para nuestra relación. Por eso, hoy en día abrimos las puertas de nuestro hogar y corazón para acompañar a más hogares que al igual que nosotros, necesitan crecer y contar con apoyo de otros para vivir en su pedacito de cielo. Si quieres agendar una mentoría para un apoyo de pareja intencional, profesional y cercano puedes hacerlo en nuestra sección de mentorías.

  • Si mi esposo no está conectado con Dios, yo puedo obligarlo o mi espiritualidad estará estancada: Es fácil buscar un culpable y asumir que porque nuestro esposo no busca de Dios, nosotras tenemos los brazos amarrados para elevar nuestro nivel espiritual. Esto es mentira. Si tu esposo no busca del Señor, tu si puedes. ¡Busca su dirección! Abrazate al Padre. Pide su dirección para cada paso que das en el hogar. Tú eres la biblia que tu esposo leerá, (no los bibliazos que le das) pero si en vez de llenarte de Dios te llenas de frustración y dolor, solo estarás cocinando un desastre a fuego lento.

  • El matrimonio es para cualquier persona: Este punto es muy personal, pero honestamente, no creo que todas las personas tengan que estar casadas. El matrimonio es uno de los estados y modos de vida más hermosos que existen, pero también, en uno de los más grandes sacrificios que estamos dispuestos a dar. No hay un buen matrimonio sin la renuncia intencional a nuestro egoismo. Si tu te amas tanto y estás tan seguro de “soy como soy y nada puede cambiarme”, llegarás a tu hogar exigiendo y demandando, esto solo le hará daño a tu pareja y a ti mismo.

  • Soy el dueño de mi cónyuge y debe darme cuentas de todo, su tiempo me pertenece: Para finalizar, una de las grandes mentiras que ha destruido más hogares. El creer que somos el dueño del otro. Yo se que de manera romántica hay un versiculo que dice: “mi amado es mio y yo soy suya”. En algunos aspectos, puede ser cierto, pero si tu crees que todo lo que tu esposo hace te pertenece, que todo su tiempo y pensamientos están bajo tu gobierno, le estarás arrebatando el lugar a Dios. Es necesario reconocer que más que dueños el uno del otro, ambos estamos bajo el señorío de Dios y respetar esa individualidad bajo los lineamientos del Padre, te ayudará a flexibilizar tus expectativas sobre tu esposo y disfrutar más su unicidad. Si tienes dificultades en ésta área, te invito a leer mi libro Diario para esposas Jóvenes, ¡Te ayudará muchísimo!


Con todo lo anterior, no quiero decirte que estés bien o mal. A lo mejor, sientas que estas verdades no se aplican para tu vida. Solo quiero animarte a que puedas determinar que tu verdad sea dada por lo que Dios dice y así, experimentes su poder sobrenatural en todas tus áreas.


Espero que este post te haya gustado, lo hice con muuuuuchisimo amor.

Escríbeme en los comentarios qué mentira te sorprendió más.




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